
Los minutos iniciales, esos de tomar medidas, sirvieron para darnos cuenta de que detrás del inocente disfraz de Caperucita Sierra Calderona se encontraba el feroz lobo Segart, que la temporada pasada se alzó con el título.
Pocos minutos después, el primer gol: bonito, sin duda, desde el pico del área y con rosquita al segundo palo. Inalcanzable.
El segundo fue una concatenación de empanadas defensivas, un pase de la muerte, chut, rebote y gol.
Lejos de crecerse en la segunda parte, PSV se fue hundiendo más y más, no supo gestionar los cambios (que los había) y siguió encajando goles de todo tipo. El tercero de falta directa, por encima de la barrera. En medio del monólogo de los Segart, actuación del señor colegiado Monchito, un muñeco, mano que levantan, mano que levanto. Anuló un gol a Dani (el bueno) y evitó que siguiera añadiendo tantos a su saca particular.
Cabe destacar la actitud de nuestra afición que sigue creciendo partido tras partido, y como consuelo nos queda que PSV jugó contra el campeón de la pasada edición, y a estas alturas de temporada aun tenemos tiempo de reaccionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario